En la Escritura siempre se presentan dos pueblos: el pueblo del Señor que lo adora con sus obras justas, y otro pueblo de impíos, contra quienes está el rostro de Dios, y de quienes los justos piden que Él los libre. El salmista le ordena a su alma que bendiga a Dios, recordando su potestad sobre la tierra y todo cuanto en ella hay.
LETRA
A el Señor cantaré en mi vida
Y a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
Dulce será mi meditación en Él;
Yo me regocijaré en Yahvé.
// /Bendice, alma mía, a Yahvé/
Aleluya//
/Sean consumidos de la tierra los pecadores,
Y /los impíos/ dejen de ser/
/Sea la gloria de Yahvé para siempre;
Alégrese Yahvé en sus obras/
///Bendice, alma mía, a Yahvé
Aleluya//
Él mira a la tierra, y ella tiembla;
////Toca los montes, y humean////
-Toca mi mente, toca mi corazón-
-Toca mi vida, avívame, en tu fuego-
-Hazme una antorcha viva hoy-
Colosenses 3:16: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (RV 1960)