Los hijos de Dios son sin pecado, como Jesús lo fue en esta tierra. El propósito de su venida fue justamente librar a su pueblo de sus pecados, para que una vez nacidos del agua y del Espíritu, ya con Cristo dentro de ellos, se conduzcan imitándolo en todo.
LETRA
Colosenses 3:16: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (RV 1960)