David pide a Dios protección de sus enemigos y que no tenga memoria del tiempo en que pecó contra Él. Pero este salmo no se trata en su totalidad de David, sino de Aquel de quien habla toda la Escritura (Lucas 24:44): de Jesús, rogando al Padre que lo dirigiera en este mundo, diciéndole qué hacer, a dónde ir y a quiénes encaminar y enseñar su carrera.
LETRA
/A ti, oh, Yahvé, levantaré mi alma/
Dios mío en ti confío, no sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos /
A ti, oh, Yahvé, levantaré mi alma
Acuérdate, oh, Yahvé, de tus piedades
Acuérdate, oh, Yahvé, de tus misericordias
De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones
No te acuerdes.
A ti, oh, Yahvé, levantaré mi alma
Bueno y recto es Yahvé
Por tanto Él enseñará a los pecadores el camino
Encaminará a los humildes por el juicio
Y enseñará a los mansos su carrera
//A ti, oh, Yahvé, /////levantaré mi alma///// //
Solo a ti
-Ten misericordia de mí
A ti levanto mi alma
A ti levanto mi súplica
Pues yo sé que Tú me escuchas
Tú me ayudas
A ti clamé y Tú me rescataste
Con misericordia me miraste-.
Colosenses 3:16: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. (RV 1960)